A Alejandro
La boca sin dientes
lanza tu canto primero,
tu carta de presentación.
Sé que eres mío
porque no te me pareces.
Será tu madre, mi amor,
tu molde de cuerpo
y de corazón… ¡Ojalá!
Lloras y me duele.
Ríes y se aparece el sol…
¿Cuánto crecerán tus manos?
¿Cómo de fuerte será tu voz?
Mi sangre es un río
por el cauce de tus brazos contenido…
Tienes, tuya ahora, hasta mi razón.
Aquello que te da aliento
es el aire de mis pulmones…
Se me escapa sin yo quererlo,
por quererte tan sincero.
Eres mi tesoro nuevo,
el rayo que ciega,
mi vida futura… la gran ilusión.